El turismo es un fenómeno.
Si afirmas, aunque,
posiblemente, puede resultar exagerado, que todos los manuales de turismo
arrancan enunciando que el turismo es, un fenómeno, luego, lo adjetivan en individual, social o ambas. Además, lo suelen
encasillar con otros términos. Semejantes al turismo es, sin duda, un fenómeno complejo
y un largo etc…
A reglón seguido, definen el
concepto de turismo. Tampoco, se suelen poner de acuerdo en su definición. No
existe una nitidez con la que se perciba tanto en el ámbito académico, por
descontado en el espacio público, como la esfera profesional, lo turístico. Al
igual que a es la primera letra del alfabeto.
Antes de entra en los
tratadistas turísticos, analicemos los diccionaristas. El término turismo se
asienta en la lengua española en 1876, se registra por primera vez en un
dictionarium en 1918 por el filólogo, Manuel Rodríguez-Navas y Carrasco[1], en su obra filológica, Diccionario
general y técnico hispano-americano[2], donde lo enuncia como la
práctica de los viajes de recreo. La primera entrada en Real Academia Española
(RAE) se contabiliza en la 15ª edición de 1925 en la que lo asienta como
afición a viajar por gusto de recorrer un país. También, lo sugiere como
organización de los medios conducentes a facilitar esos viajes. Bien, ha
trascurrido el tiempo, se revisan las recopilaciones del diccionario de la
lengua española (DEL), surge la vigesimotercera edición, en este diccionario
académico, los académicos -incluidos sus lexicógrafos- aclaran que proviene del
inglés tourism, lo acotan como una actividad o hecho de viajar por placer. En
el siguiente significado, lo escriben como el conjunto de los medios
conducentes a facilitar los viajes de turismo. Vierten otra forma de
entenderlo, conjunto de personas que hace viajes de turismo.
Mientras que el diccionario
ideológico de la lengua española (DILE[3]), constituye un pilare de
la lexicografía de la lengua castellana, el filólogo, Julio Casares[4] explica que el turismo es
una práctica de viajar por diversos países para distracción y recreo. En segunda
acepción, expone que corresponde a la organización de los medios conducentes a
facilitar esos viajes. Por su parte, por su particular interés lexicológico, en
su manual del DUE, Diccionario de uso del español, la lexicógrafa, María
Moliner[5] lo centra en la acción de
viajar por placer, para continuar delimitándolo como la actividad y
organización relacionadas con los viajes de esa clase: Agencia de turismo. Concreta que hace referencia al conjunto de
personas que realizan esos viajes.
En cuanto a manuales
turísticos, nos interesa la lectura de Francisco Muñoz de Escalona para aclarar
lo fenológico de la esfera turística. El economista, Universidad Complutense de Madrid, nos propone, en su tesis[6], el desplazamiento
realizado por una persona (o grupo de personas), que reside permanentemente en
una localidad, a otra localidad. E, indica que debemos añadir el elemento, no
el matiz, gusto o no cuando se hace un desplazamiento para estar en presencia
de un fenómeno, el fenómeno turístico.
[1]
Manuel Rodríguez-Navas y Carrasco (Puerto Real, provincia de Cádiz, 16 de
diciembre de 1848-Madrid, 1922), filólogo, romanista, lexicógrafo, traductor,
pedagogo, periodista, agrónomo y político krausista y republicano español.
[2]
Diccionario general y técnico hispano-americano, Madrid, Cultura
Hispanoamericana, 1918. 2.ª edición publicada en mismo lugar y editora 1919, 2
vols.
[4]
Julio Casares Sánchez (Granada, 26 de octubre de1877-Madrid, 01 de julio de
1964) Filólogo, lexicógrafo, diplomático, violinista, crítico literario y
miembro de la Real Academia Española.
[6] Francisco
Muñoz de Escalona Lafuente, Universidad Complutense de Madrid, Critica de la
economía turística. Enfoque de oferta versus enfoque de demanda. Madrid, 1992.
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