Emergió su sueño de novelista en Lima. Le deslumbraba las lecturas de Faulkner, Hemingway, Malraux, Dos Passos, Camus, Sartre. Se preguntaba cómo se llega a ser un escritor.
Se interroga sobre quién decide el futuro de una persona. Se debatía entre la vocación literaria predestinada o la elección sartreana. Dedujo que ambas intervienen en la formación de la persona, en este caso, como literato.
Observa una predisposición a inventar, a fantasear, a desarrollar seres e historias a una edad temprana. Es la predisposición a la llamada de la literatura pero lo que realmente importa es su rebeldía.
Se rebela contra lo establecido, crea mundos ficticios paralelos, lucha por acomodar la realidad a sus visiones, no es un planteamiento feliz sino aflorar sus causas rebeldes para modificar o mejorar su entorno próximo.
Son dinamiteros de la vida real con su ficticia realidad. Aunque no son conscientes algunos escribidores de vocación fantaseadora explota donde habitan.
Contrasta la fuerza de la ficción para alumbrar realidades con la misión de investigador que formula realidades utilizando información estadísticas. Se enfrenta a la elección de la metodología no a la fantasía.
Destaca en este ámbito metodológico la Asociación Española de Expertos Científicos en Turismo. Se inscribe en el registro de asociaciones en enero 1994. Se posiciona desde sus inicios AECIT en su carácter científico. Arranca con un primer congreso titulado España, ¿un país turísticamente avanzado?
La historia la narra Vargas Llosa, estamos ante mundos ficticios y modela a las personas cuando las lee. Mientras que si la interpreta AECIT, nos situamos en el pleno científico, también, sus interpretaciones modifica la sociedad.
Los sueños inventan la literatura. Los datos revelan el turismo.