La forma final de gobierno
humano lo constituye la democracia liberal
occidental. Esta idea se desprende de la tesis del final de la historia y el
último hombre diagnosticada por Fukuyama.
Este diagnóstico coincide con el final de la Guerra Fría. Un punto álgido es la noche del jueves 9 al viernes 10
de noviembre de 1989 con la caída del Muro de Berlín -muro de la vergüenza-. Jameson determinó en 1984 la
globalización capitalista y puntualiza la exégesis jamesoniana que su final depende
de la universalización del capitalismo Anderson asegura que se muestra válida
aún en 2002 observando la supremacía de la economía de mercado y de la
democracia liberal. Aunque existe una serie
de acontecimientos que rebaten la credibilidad del citado planteamiento. Francisco Martorell Campos[1] continúa la explicación
con el hecho de que el final de la historia suele hacerse coincidir causal y cronológicamente
con el final de la utopía.
Antonio Cánovas del
Castillo, primer ministro del Gobierno de España, durante la monárquica de
1875, inicia sus vacaciones en el
Balneario de Santa Águeda a finales de julio de 1897. El político malagueño
comenta "Santa Águeda me da la vida". ¿Se maginó lo que iba a ocurrir?
¡Santiago y cierra España!
Corría el año 1898, explota
y se hunde el acorazado USS Maine, iba en dirección a defender los intereses
EE.UU. en Cuba, el 15 de febrero de 1898, el gobierno estadounidense acusa y
declara la guerra al gobierno de Madrid, trajo la derrota de 98, triunfa la
insurrección, durante la preparación de la causa independentista se ponen a la
cabeza intelectuales, las actividades libertadoras provocan la muerte heroicamente
del insurrecto cubano José Martí, el Apóstol de Cuba, -organizador del
movimiento patriótico, sus padres son españoles residentes en la Isla, su padre
ingresa en el Ejército español y él nace en calle Paula de la capital- en su primer
combate en Dos Ríos, el 19 de mayo de 1895, y el fusilamiento del héroe de los
filipinos, el mestizo José Rizal -generación de los ilustrados, en su novela Noli me tangere se desliza una crítica subversiva
en la España de la Restauración, el protagonista Juan Crisóstomo Ibarra regresa
a Manila después de un viaje de
varios años por Europa. A Rizal, padre de la patria, lo fusilan el 30 de
diciembre de 1896 en Manila, escribe Adiós,
patria adorada, región del sol...-, el agua del Caribe vio el hundimiento del Maine
y el agua del Pacífico vivó la Batalla de Cavite, en ambas se enfrentan la Armada española y la "US
Navy", el combate se ubica en la Habana y en la bahía de Manila, se
produce la pérdida de Cuba y la pérdida de Filipinas, estos dos sucesos son la
culminación de la rebelión de las islas de Cuba y Puerto Rico en el Mar Caribe
-océano Atlántico tropical- y Filipinas, islas Marianas, islas Carolinas y el
archipiélago de Palau en el océano Pacifico -mar español-, se constituye el
final del resto del Imperio, se acentúa la debacle española del siglo XIX y el
Reino de España, por tanto, pierde sus últimos territorios en América y Asia.
La política internacional
deviene en política nacional. Caminaba el año 1902, advino al trono el rey Alfonso XIII, el africano,
se nombró a Álvaro de Figuerroa, Conde de Romanones, Ministro de Fomento, se
crea la Comisión Nacional para el Turismo, arranca La Industria de los Forasteros -Bartomeu Amengual, Palma, 1903-. En
este tiempo, comienza la Historia del Turismo de España desde un punto de vista
económico, se materializa la utopía turística española.
[1] Francisco
Martorell Campos, El final de la historia
a la luz de la utopía política. Entre Fukuyama y Jameson, Política y
Sociedad, Ediciones Complutense, ISSN: 1130-8001 ISSN-e: 1988-3129