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lunes, 16 de septiembre de 2019

Ray Bradbury, siempre nos quedará París


Vive Ray Douglas Bradbury escribiendo, autor de Fahrenheit 451, entre otros libros, como otros viven bailando.

Nace en Waukegan (Illinois) el 22 de agosto de 1920 y reside y fallece en Los Ángeles (California) el 5 de junio de 2012. Recopila este hombre de Illinois veintiún relatos y un poema, lo publica en 2009, en 2015 la editorial minotauro en España, lo titula Siempre nos quedará París.
Sueña Ray Bradbury con una civilización de perritos calientes, cómodos sofás y limonada en el porche al atardecer en el Planeta Rojo.

Cae un jarrón. Rompe el silencio marmóreo. Despierta el mundo.

Comienza el día, se acerca al fonógrafo, coloca la aguja, suena los Cuentos de los bosques de Viena -Geschichten aus dem Wienerwal, se estrena el vals en 1849, se trata de uno de los seis valses vieneses de Johan Strauss hijo, rey del vals, en el Imperio austrohúngaro-¿la música es mejor que el agua y el jabón?


Sonríe, escucha la música ligera y feliz, arranca una sinfonía pastoril, entona una nota, sigue el ritmo con un pie, canturrea…

Regenta Massinello Pietro una tienda en el Planeta Azul. Conoce a Tiffany, trabaja para el fiscal del distrito, le encomendó su detención, le habla de paciencia al tendero y responde -Pietro-:
Aquí el único paciente he sido yo –repuso Pietro–. He esperado a que el mundo aparcase su memez. He esperado a que cesaran las guerras. He esperado a que los políticos se mostraran honestos. He esperado, oh, la, la, la, a que los agentes inmobiliarios se comportaran como buenos ciudadanos. Pero ¡mientras espero, bailo!
Baila Massinello Pietro, teclea Ray Bradbury en su máquina de escribir Siempre nos quedará París.