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viernes, 22 de marzo de 2019

La ficción del viaje


Percy G. Adams clasifica la literatura de viajes: por su contenido, por su forma y narrador/autor -el tipo de sujeto que articula el discurso: exploradores, misioneros, comerciantes, piratas, peregrinos, soldados, diplomáticos, etcétera-.

Rayuela, refunda el género, la antinovela cumbre -incita a una doble lectura: el lector la lee linealmente o saltas capítulos. El periodista uruguayo Omar Prego cuenta la invención combinatoria[1] en La fascinación de las palabras-, ¿en qué momento comienza a ser importante la participación del lector en la reconstrucción del artefacto?[2], del escritor, profesor y guionista Julio Cortázar -nace en Bruselas, Bélgica, 26 de agosto de 1914, regresa a Buenos Aires, Argentina, en 1918; obtiene el título de maestro en 1932,… viaja, se instala, se exilia en 1951 y muere en París, Francia, 12 de febrero de 1984; el exiliado explica cómo el exilio constituye un tópico constante en la realidad, Del exilio (es una muerte) con los ojos abierto. Negación del olvido: La fantasía, lo fantástico, lo imaginable… proyecta con más claridad y con más fuerza la realidad que nos rodea-, habla de la escritura intersticial, desordenada, ucrónica o fuera del tiempo normal, construye una frase ¿pero es que esto se va a entender? -sentimiento paternalista-, propuso la Teoría del túnel (1947),  en otro tiempo crea la figura del perseguidor -El perseguidor (en Las armas secretas,1964), alumbra unos pasajes existenciales dentro de la narrativa fantástica, busca una realidad que va más allá del tiempo real, 1959, la protagoniza Johnny Carter (El personaje de carne y hueso es Charlie Parker, In memorial Ch. P.), saxofonista de jazz, la historia es el personaje, quien vive en un hotel de la rue Lagrange -la pieza del hotel se convierte en una especie de coágulo repugnante[3]- , deambula por el París de 1950 (Mario Benedetti propone que La palabra, esa nueva cartuja, como una celda voluntaria, está abierta a la realidad, se constituye en su reflejo), fallece en Nueva York y Bruno Testa, periodista y crítico música, le escribe una biografía y la publica después de su muerte. El escritor argentino traslada la geografía de Buenos Aires a la ciudad de París por primera vez en sus novelas-, la escribe en 1963, viaja a dos ciudades, el canto rodado le desplaza del lado de acá, Buenos Aires, y del lado de allá, París. El Tablero de dirección permite elegir. Horacio Oliveira comienza a tomar una decisión, viene por la rue de Seine, al arco que da al Quai de Conti,... ¿qué venía yo a hacer al Pont des Arts?

      -. A leer Siddharta de Herman Hesse.


¿Qué piensan los escritores de la escritura de ficción? ¿Qué lugar ocupa la realidad en sus textos? ¿Los escritores fluctúan entre realidad y ficción como territorio inacabado?

Ese territorio inacabado lo describe Antonio Tabucchi (nace el 24 de septiembre de 1943 en Vecchiano, Pisa, Italia y fallece el 25 de marzo de 2012 en Lisboa, Portugal), el escritor italiano, que leía a Fernando Pessoa y lo convirtió en un héroe de ficción de sus libros, ha viajado mucho, no sólo a Lisboa, a su saudade, a sus cafés lisboetas Sostiene Pereira sino, también, a la India -se sienta en el zócalo de la estatua del abate Faria en Goa-, a Grecia -se planta delante del templo de Poseidón, en el Cabo Sunión-, a Languedoc -conoce el cementerio marino de Sète- a Brasil -atisbas las grandes estatuas barrocas de Aleijadinho en Congonhas do Campo por la noche-, a París -visita las salas de Paleontología del Jardín des Plantes sugerida por Cortázar-y lo narra en Viajes y otros viajes. Giovanni Dozzini aviva su lectura pues te entran ganas de viajar y de no detenerte nunca.

La literatura de viajes nos muestra el itinerario. El narrador nos guía. ¿Conquistaremos el cielo de Rayuela? ¿Hallaremos algún territorio inacabado de Tabucchi? El viaje real se cimienta en la ficción del viaje.



[1] “El hombre que habita un mundo lúdico es un hombre metido en un mundo combinatorio,
de invención combinatoria, está creando continuamente formas nuevas” (Prego: 136).
[2] Mariángeles Fernández (Periodista. Editora. Fundación Germán Sánchez Ruipérez), Aproximación a la idea de lector cómplice en Julio Cortázar, revista letral, Número 12, Año 2014  
[3] Julio Cortázar, El perseguidor