El “viajero” del siglo XXI
es un consumidor SoLoMo y su rastro digital deja huella -la importancia del dónde-.
Convivimos en Internet, estamos
en un mundo interconectado, aparece el fenómeno multipantalla -medio audiovisual-
y el consumidor SoLoMo en la era de la multicanalidad -comercialización-. Ambos
se basa en la pirámide Social, Local y Móvil.
Los medios de comunicación
audiovisuales emplean tecnología multimedia, hacemos zapping, se observa en prime time en
cualquier programa un zócalo de tuits -en búsqueda de ser trending topics- y en
la parte superior el hashtag en twitter para comunicarnos en redes sociales y
logar un mayor impacto en la audencia. Las características multipantallas son
el uso del Smartphone - “segunda
pantalla”-, Interacción
y feedback - el
consumo es social-, poder de elección -canales y programas o la
propia página web o las APPs-, narrativa transmedia, eventos en directo –streaming-
y generar experiencias.
Sumergidos en la
multicanalidad, emerge el concepto de SoLoMo, configurado en el contexto Social
- mundo
de las redes sociales- , Local -la localización en tiempo real- y Móvil -los
dispositivos móviles-. Por tanto, la abreviatura SoLoMo hace referencia a
usuarios que consumen contenido a través del smartphone, cerca del lugar
geográfico en que se encuentran y que confían en lo que su comunidad opine. Lo sugirió
Matt Cutts de Google en 2011.
Si solo nos centramos en la
primera dimensión, Social se comprueba que se modifica nuestras relaciones. El
consumidor está imbuido por las redes sociales. Lo corrobora el VIII Observatorio de Redes
Sociales en diciembre de 2016. Si nos fijamos en el aspecto cualitativo, se constata
que el usuario se muestra más natural donde aparece una vivencia natural en
relación con las RRSS -se evalúa constantemente la cartera de contactos, se
asemeja al plano físico- y se buscan
relaciones más auténticas y “reales” dentro del contexto implícito del show off
de las RRSS -la burbuja del postureo se desinfla (centra la imagen en
Instagram) y se desplaza a hacia lo auténtico –nofilter, nomaKeup,..- y el
video se considera el formato más real y auténtico con que se explota el valor
de lo instantáneo.
Además, se asume que existe
un rastro digital puesto que se normaliza la ausencia de privacidad en la red -la
ubicuidad y frecuencia de capturas, el remarketing y la publicidad contextual y
la popularización de los smartphones y sus sofisticados mecanismos de
geolocalización-, surgen dos nuevas actitudes ante el medio a la pérdida de
privacidad el yo “consumidor” (social) -al aprovechamiento del conocimiento- y
el yo “personal” (individual) –al miedo a las consecuencias del rastro digital.
Respecto al aspecto cuantitativo,
constata que la conexión en tiempo es de 6 horas al día y el 31% de ese tiempo
se lo lleva WhatsApp, en concreto, se estima 2
horas al día seguido de FB Messenger y a
distancia Telegram. Se conforman 4 perfiles de consumidores -outsider,
curioso, cliente, entusiasta- en cuanto al interés hacia las marcas.
Estamos hablando en un
viajero que convive en el mundo de las redes sociales, navega por una localización
en tiempo real y maneja con los dispositivos móviles. Todo ello posibilita el rastro
digital del viajero SoLoMo.