Algunos hispanista británico viajan a España y se establecen en Andalucía entre la gente más elegante, refinada y sensual de la Península.
Dios dijo a Jonás: Ve a la gran ciudad de Nínive, ciudad de Mosul, al norte de Irak, y el profeta desobedeció, se embarcó en un barco por el Mediterráneo y huyó “al más lejano de los lugares habitados que se conocen”- William Betham-, a los confines de ultima terrae, a las brumas de la bíblica “Tarshish” -la costa suroeste de la península ibérica en la que existía una riqueza metalúrgica (Adolf Schulten)- donde habitaron los tartessos o tartessus y su cultura tartésica –tesoro del Carambolo-, los romanos y su Bética, del Baetis o Guadalquivir, los vándalos y su Vandalucía, o Beled-el-Andalosh, “el territorio de los vándalos”, éstos son expulsados por los godos.
Detalle de un dibujo de Richard Ford. Granada. Alhambra. Nicho en la entrada del Salón de los Embajadores EL CULTURAL |
Estas generalidades las introduce, en ellas profundiza, con la maestría de la literatura de viajes a del siglo XIX - etapa dorada o Edad de Oro- en el Manual para viajeros por España y lectores en casa, que describe el país y sus ciudades, los nativos y sus costumbres, las antigüedades, religión, leyendas, bellas artes, literatura, deportes y gastronomía, el ilustre viajero, Richard Ford quien llegó a Sevilla en octubre de 1830. Se asentó en ese foco de civilización. Comenzó a viajar. Su medio de transporte eran caballo o en diligencia. Lo redacta y lo publica en 1845 con el título A Handbook for Travellers in Spain and Readers at Home en plena decadencia del romanticismo español. Sin embargo, es una confrontación crítica de los tópicos que sobre España había puesto en circulación ese periodo con la realidad del país.
Fue un éxito
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